Publicado el 9 julio, 2017
Conozco, por anticipado, que este post puede ser motivo de polémica. Que
puede no gustar, y hasta enfadar, a personas que tengo y me tienen por
amigo. Lo asumo.
Cuando hace siete años empecé a escribir e intervenir en las redes
sociales y tener mi propio blog, venía del silencio forzado y mafioso
que me habían impuesto los medios informativos de mi ciudad. El director
de uno ellos me llego a confesar que “rebasas el límite crítico que mi
periódico y esta ciudad están dispuestos a admitir”.
Empecé a escribir para poder expresar mis opiniones, contagiadas por
el virus de la militancia de izquierdas, pero sin obediencias ni
servidumbres a nadie, porque habiendo pagado un alto precio por ello, no
las tenía.
Tengo la fortuna de haber tenido, en mi adolescencia, una reglada y
metódica formación marxista. Alguien, que a pesar del tiempo
transcurrido aún no puedo