Se aislarán del entorno para evitar más interferencias en su amistad
La reconciliación es un hecho aunque nadie quiere prisas y más intoxicaciones
Tomàs Andreu
| 4.9.2013 | 04:05h.
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Pep y Tito liman asperezas | Foto: JORDI COTRINA
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Pep Guardiola y Tito Vilanova sí han firmado la paz. Otra cuestión
bien distinta es que ambos técnicos hayan recuperado el grado de amistad
que les unió hasta que el entrenador de Santpedor anunció el punto y
final a su dilatada etapa en el banquillo blaugrana. Esa relación, por
ahora, todavía deberá esperar a que las profundas heridas de uno y otro
lado hayan cicatrizado en su totalidad. De momento, fuentes próximas a
ambos técnicos se han limitado a confirmar que el primer paso está dado
desde hace semanas y que los contactos entre Pep y Tito son periódicos.
En
las últimas horas han surgido múltiples opiniones señalando que ambos
entrenadores ya han recuperado la amistad de antaño. De forma
simultánea, algunos medios han reiterado que la máxima frialdad sigue
presidiendo el día a día entre los dos técnicos. Pues bien, ni lo uno ni
lo otro. Guardiola en su día hizo lo posible por tender puentes y
retomar las vías del diálogo, mientras que Vilanova recogió el guante
dispuesto a reconducir la tirantez manifiesta. Desde entonces, la
comunicación ha sido permanente y fluida.
Ambos llegaron a
admitir que la marcha de Guardiola del Barça y su año sabático en Nueva
York generaron un distanciamiento entre los dos técnicos y sus
respectivas familias. La constatación pública de estas diferencias se
hizo más que evidente durante el arranque de la pretemporada. En pleno
mes de julio, Pep sorprendió a propios y extraños en el transcurso de
una rueda de prensa en pleno stage del Bayern Múnich en tierras
italianas. “Me fui a 6.000 kilómetros de distancia y pedí a la directiva
del Barça que me dejaran tranquilo. Y no lo han conseguido. No han
cumplido su palabra. Este año ha habido demasiadas cosas en que se han
pasado de la raya. Utilizar la enfermedad de Tito Vilanova para hacerme
daño es algo que no olvidaré nunca”.
Las palabras de Guardiola
cayeron como un jarro de agua fría y pocos días después tuvieron
cumplida réplica por boca del presidente y del propio Tito Vilanova.
“Pep no estuvo acertado, me sorprendió. No creo que nadie de la Junta me
haya utilizado para atacarle. A mí me han ayudado en todo lo posible.
Me vi con Pep en una visita que hice a Nueva York en dos días. Luego
estuve dos meses y cuando me operaron e hicieron el tratamiento no nos
vimos, pero no fue por mi culpa. Él consideraría que era mejor no
vernos. Es mi amigo y yo le necesitaba”.
Este duro cruce de
declaraciones en el inicio del mes de julio constató la fractura entre
los dos viejos amigos. Sin embargo, la crudeza de las palabras marcó un
punto de inflexión. Pep y Tito, aconsejados y ayudados por amigos
comunes, entendieron que la situación había llegado a unos extremos
insostenibles. A todo esto, y por si fuera poco, la disputa dialéctica
coincidió en el preciso momento en que el entonces todavía entrenador
del Barça se sometía a un chequeo exhaustivo que hizo aconsejable su
renuncia inmediata al banquillo blaugrana para encarar un nuevo
tratamiento médico.
Otro mazazo en toda regla que agitó los cimientos y
que contribuyó a que todas las partes recapacitaran con urgencia.
Unos
días después del cruce de manifestaciones en rueda de prensa, Guardiola
recurrió a su teléfono y envió una SMS en tono conciliador a Vilanova.
La situación se repitió y finalmente Tito atendió el ruego y respondió.
Desde entonces, este contacto se ha convertido en práctica habitual. Los
canales comunicativos telefónicos se han mantenido abiertos de forma
permanente. Una vía que ha permitido al de Santpedor estar al corriente
de la evolución de todo el proceso de salud de su amigo mientras que
desde Barcelona también se ha seguido de cerca su proceso de adaptación a
la Bundesliga.
Pep y Tito han retomado los contactos aunque
manteniendo algunas cautelas. En primer lugar, ambos han entendido que
no es bueno estar pendiente del entorno y las posibles intoxicaciones
procedentes de ambos bandos. Los dos coinciden en que una comunicación
directa evitará malas interpretaciones y nuevas acusaciones o
desmentidos que pueden enturbiar el proceso reconciliador iniciado ya en
julio. Las últimas declaraciones de Pep para valorar su amistad con
Tito no dejan lugar a dudas sobre el camino a seguir. Ambos entienden
que su amistad debe regresar al ámbito estrictamente privado y blindarán
en la medida de lo posible sus encuentros y charlas.
El intenso
tratamiento médico al que está sometido Tito y el arranque de la
Bundesliga han dificultado hasta día de hoy el segundo paso, el más
esperado por todos: el nuevo encuentro privado cara a cara. No consta
que Guardiola y Vilanova hayan compartido mesa o simplemente se hayan
visto unos minutos en cualquiera de ambos domicilios. Las agendas no han
coincidido y se esperará a que más tarde o más temprano sea factible.
Ninguna de las partes quiere acelerar este paso trascendental. La
predisposición es total y absoluta y solo es cuestión de tiempo.
Y
es que Tito se encuentra estos días sometido a una de las fases más
delicadas del tratamiento médico. Sus apariciones públicas son nulas y
se está a la espera de culminar todo este proceso para conocer con mayor
precisión un nuevo diagnóstico sobre su estado de salud. Lo que también
ha trascendido es que hace solo unos días, Vilanova y Sandro Rosell
disfrutaron de una cena conjunta.
http://www.sport.es/es/noticias/barca/pep-tito-firman-paz-2624457