Un coronel del cos policial va entregar armes al dirigent feixista Manuel Andrino.
Redacció 26/05/2020
Manuel Andrino, líder de la Falange / ACN |
Una investigació judicial, des de l’any 2014, vincula la Guàrdia Civil amb el líder de la Falange. Segons publica El País, un coronel del cos policial espanyol hauria proporcionat armes a Manuel Andrino.
El mitjà madrileny apunta com el coronel Rodolfo Sanz liderava una organització que prestava suport a l’extrema dreta i també assessorava criminals a fugir d’Espanya.
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Enllaç diari El País
El jefe nacional de Falange, Manuel Andrino, tuvo un mal día
el 10 de mayo de 2015. Tras sufrir un accidente de moto en Madrid, los
agentes de la Policía Nacional descubrieron un cuerpo extraño entre sus
malogradas pertenencias: una pistola.
Andrino fue
arrestado entonces por un presunto delito de tenencia ilícita de armas,
según un informe del Servicio de Asuntos Internos de la Guardia Civil al
que ha tenido acceso EL PAÍS.
El líder falangista
consiguió su pistola –según los investigadores– a través de la red del
coronel de la Guardia Civil Rodolfo Sanz Sánchez, alias Rudolf. Un mando investigado desde 2014 por pertenecer a una trama que suministró armas a la extrema derecha, cobró deudas con violencia y asesoró a delincuentes sobre cómo huir de España.
Rudolf
se enteró del accidente de Andrino en tiempo real a través del sms de
un desconocido la misma noche del 10 de mayo. El texto incorporaba el
DNI del ultra. La organización del coronel entró en shock. Sanz
cruzó mensajes y llamadas con sus colaboradores tras percatarse de la
incautación del arma del falangista. Un político de 54 años sin cargo
representativo al que la trama del coronel confería tratamiento de
autoridad. “Han detenido al jefe”, reportó en un sms el mando de la
Guardia Civil a otro miembro de su organización, Francisco Carreras, un
subteniente del Ejército de Tierra en la reserva de 61 años.
A un tercer compinche, Sanz le confesó al día siguiente que le preocupaba el arresto de Andrino por “razones obvias”, según un pinchazo que revela para los investigadores que la trama del mando de la Guardia Civil proporcionó el arma al jefe nacional de Falange.
‘Vaciar’ un piso de pistolas
El
coronel pidió a un colaborador que se desplazara al domicilio del
dirigente de extrema derecha a “limpiar” su piso. “No estaría de más
vaciar lo que hay por ahí”, añadió Rudolf. Una sugerencia que –según la
Guardia Civil– alude a eliminar de la casa del falangista otras armas
para evitar su incautación ante un eventual registro.
Sanz
también reprochó por teléfono a un compinche que el falangista no
hubiera intentado deshacerse del arma antes de que llegara la policía.
“Claro, claro, claro. Ese era el tema. Haberla tirado [la pistola] a
tomar por culo y ya está. No le debió dar tiempo”, respondió el
interlocutor del coronel.
La red de Sanz restó
importancia a la salud del falangista. Pese a que el mando informó por
teléfono de que el líder ultra se fracturó la clavícula y sufrió “un shock
de la hostia” tras caerse de su moto, el coronel estimó que el
“problema” real era que la Policía Nacional hubiera encontrado la
pistola.
Los investigadores apuntan que Andrino “podría
tener en su domicilio más armas de fuego”. Defienden esta tesis después
de que uno de los colaboradores de Sanz indicara por teléfono que
desconocía si la pistola incautada al líder de Falange “era vieja o
moderna”.
La Guardia Civil subraya además la “estrecha
relación” del ultra con el subteniente Carreras y con el coronel Sanz. Y
destaca que estos mandos conocían que el falangista “estaba en posesión
de un arma de fuego sin autorización”.
El coronel Sanz
mantuvo varios encuentros en 2014 con Andrino, según las pesquisas.
Ambos participaron en los actos conmemorativos que la extrema derecha
organizó en Madrid el 20-N de ese año en memoria de los fallecimientos
de Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera.
Este
periódico ha intentado sin éxito recabar los testimonios de Andrino y de
Sanz. El subteniente Carreras también ha declinado ofrecer su versión.
“No hablo con periodistas”, zanja por teléfono este militar. Las
pesquisas atribuyen a Carreras la presunta dirección durante 25 años de
una red secreta que distribuyó ilegalmente armas a empresarios y
policías españoles.
El jefe nacional de Falange figuró
entre la veintena de ultras que asaltó en 2013 en Madrid el centro
cultural Blanquerna, donde políticos catalanes celebraban la Diada.
Entre empujones, gases lacrimógenos y gritos de “No nos engañan,
Cataluña es España”, los extremistas zarandearon al entonces diputado de
CiU Josep Sánchez Llibre.
Sanz fue arrestado por sus compañeros de la Guardia Civil en mayo de 2015.
Tras pasar más de nueve meses en prisión, el Juzgado número dos de
Alcalá de Henares (Madrid) le mantiene como investigado por integrar una
supuesta trama dedicada al tráfico de armas. El caso se encuentra en
fase de instrucción, según dos fuentes próximas a la causa.
La
telaraña jerárquica del coronel se completaba con dos exguardias
civiles, dos militares, un funcionario del Ministerio de Defensa y un
detective con conexiones neonazis. Jesús G., el Grande, un empresario con antecedentes por amenazas y homicidio, coronaba el esquema.
A
sus 60 años, el coronel Sanz acumuló ilegalmente desde 2014 en un
edificio del número 199 de la calle Embajadores de Madrid 24 kilos de
explosivos de los tipos TNT y PG-2, 12.500 cartuchos y armas de guerra,
según reveló este periódico. Su arsenal tenía potencia para detonar un
bloque de viviendas y procedía de la Guardia Civil.