#MarcaEspaña
Exteriores considera que el diseño de la obra y la dirección por parte del arquitecto han provocado daños millonarios.
Moneo realizó más de 700 modificaciones durante la obra, incluido el uso de un deficiente ladrillo no apto para el clima de Washington.
El arquitecto cobró 637.108 euros por el proyecto y la dirección de una obra que tuvo un presupuesto de 8,4 millones de euros.
La casa del embajador en Washington. |
No fue la obra de El Escorial pero al Estado español le
ha supuesto un buen dolor de cabeza y varios millones de euros
desperdiciados. La residencia del embajador español en Washington se
encuentra en tal estado de deterioro que el Ministerio de Asuntos
Exteriores ha resuelto que Rafael Moneo, el arquitecto y máximo
responsable del proyecto, tenga que indemnizar a las arcas del Estado
con 2.059.143,91 euros.
Según el documento oficial al
que ha tenido acceso eldiario.es, el Ministerio considera responsable a
Moneo de “daños derivados de la redacción del proyecto de construcción,
y la ejecución de los trabajos de dirección facultativa de la obra”. La
resolución sólo puede ser recurrida ante el propio Ministerio o ante la
Audiencia Nacional.
En el texto que acompaña la
resolución, el Ministerio señala “una deficiente dirección facultativa
del arquitecto Rafael Moneo, que no vigiló que la ejecución se realizase
conforme al proyecto”. Rafael Moneo cobró 637.108,29 euros por el
proyecto y la dirección de una obra que tuvo un presupuesto de 8,4
millones de euros.
En el texto se denuncia también la
elección de los materiales y las múltiples modificaciones sobre el
proyecto original. Esta negligencia acabó provocando que la empresa
constructora encargada de desarrollar el proyecto, John J. Doyle
Builder, terminara demandando al estado español, según su reclamación,
“por la repercusión económica derivada de las acciones, errores y
omisiones cometidas por el arquitecto Sr. Moneo y sus colaboradores”. La
empresa recibió más de 700 bocetos del arquitecto con cambios sobre el
diseño original y tuvo que realizar 350 solicitudes de información sobre
dichas modificaciones al estudio de Moneo.
En julio de 2002, la constructora presentó una
reclamación al Estado español por valor de 3,8 millones de euros. Tras
un proceso de arbitraje, el Estado tuvo que pagar 1.114.469 euros a la
empresa por los costes generados en el deficiente proyecto y dirección a
cargo de Moneo. Tras el pago, ambas partes acordaron no realizarse
ninguna reclamación futura.
Los diferentes informes
realizados sobre la residencia se han concretado en tres focos de
deficiencias: las fachadas, las terrazas junto con los elementos
exteriores, y el saneamiento del inmueble.
Un ladrillo ‘marca España’
Las obras se iniciaron el 24 de febrero de 1999. Unos meses después el
estudio del arquitecto solicitó un cambio en el tipo de ladrillo. Se
optó por el ladrillo español Triana, de la empresa Malpesa S.A. que,
según el Ministerio, resultó “altamente vulnerable a condiciones
climáticas adversas”. En sus alegaciones, Moneo argumenta que la
elección del ladrillo fue “aceptada y apoyada por el Reino de España, a
través de la Administración, como un elemento más de fomento y
proyección de la industria española en los Estados Unidos”.
Cuando Moneo solicitó el cambio del material la empresa constructora
estadounidense pidió que se revisara la tolerancia del ladrillo español a
las condiciones de frío habituales en Washington. Moneo no ha
presentado ningún documento que demuestre que hubiera solicitado al
fabricante información sobre las cualidades del ladrillo. En sus
alegaciones, el arquitecto dice que pudo tratarse de un problema en la
fabricación del ladrillo o de algún desperfecto padecido durante su
almacenaje. Los informes de los peritos niegan este extremo y consideran
que se trata de un material inadecuado desde el momento de su elección.
Malpesa no contaba con un modelo de ladrillo que se ajustara a las
medidas exactas que requería la obra diseñada por Moneo, por lo que tuvo
que fabricar un molde específico con un coste de 15.025,30 euros. En un
fax enviado por los abogados de Moneo al ministerio, probablemente por
error, se adjunta un documento en el que el arquitecto ha realizado el
mismo proceso de cambio de ladrillo en mitad de una obra en Michigan,
también con un sobrecoste por el molde fabricado por la misma empresa,
Malpesa.
Aguas sucias el día de la fiesta nacional
El 12 de octubre de 2008, durante la celebración de la fiesta nacional,
se produjo una rotura en las tuberías procedentes de los cuartos de
aseo de la residencia que provocó que la cocina se inundara con las
aguas residuales de los sanitarios. En el informe de daños de 2009 se
señala: “Hubo un arqueamiento de la tubería en dos zonas lo que no
permite a las aguas residuales drenar adecuadamente el tanque. Esto es
el resultado de la colocación de tuberías de desagüe y no rellenarlas
correctamente con tierra y grava”.
Con respecto a los adoquinados de las terrazas, Moneo
acepta que no cumplen las condiciones previstas en el proyecto inicial
pero afirma que la diferencia es ínfima: “No corresponde con el alto
nivel de degradación sufrido”. Según el peritaje, el incumplimiento de
la normativa es sustancial. Es decir, los materiales finalmente usados
en el adoquinado no cumplían con las exigencias de las normativas de
construcción en EEUU y se le considera “una de las causas de la
degradación de las terrazas (…) y un agravante del colapso del sistema
constructivo en su conjunto”.
Pese a que en la
resolución se estima que la empresa constructora debería indemnizar al
Estado con 847.988 euros, esta reclamación queda anulada ya que en el
acuerdo firmado entre John J. Doyle Builder y España, ambas partes
renunciaban a futuras denuncias. “Se ha tratado de llegar a un acuerdo
con Rafael Moneo en numerosas ocasiones, pero ante las dificultades para
alcanzarlo en febrero de 2012 se abrió un expediente por
responsabilidad patrimonial contractual”, señalaron ayer fuentes del
Ministerio de Exteriores y Cooperación.
A las
preguntas de eldiario.es, Rafael Moneo se ha limitado a contestar que no
puede hacer ninguna declaración ya que “la resolución está recurrida y
no hay sentencia en firme”. Moneo presentó un certificado de entrega
parcial de obra el 6 de febrero de 2002, firmado después por la
Administración española, que contenía una lista de 19 páginas de
defectos a corregir, estimados en 156.390 euros. Nunca se recibió un
certificado de entrega definitiva de las obras. El entonces embajador,
Javier Rupérez, se negó a inaugurar la residencia durante un año por el
mal estado de las obras.
El edificio se ha convertido en la obra menos celebre de un arquitecto que cuenta, entre otros premios, con un Pritzker.
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1 comentari :
Després exigeixen a la Generalitat que redueixin ambaixades a l'estranger. No tenen vegonya.
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