Tito Vilanova, flamante entrenador del Barcelona para la temporada 2012-2013, no era lo suficientemente bueno para Sandro Rosell hace nueve años. Apenas quince días después de llegar a la vicepresidencia deportiva del Barça, el hoy presidente daba la orden de desmantelar el staff técnico del fútbol base del club azulgrana y despedir a los técnicos de la cantera. Entre los daminificados estaba el propio Vilanova, entrenador por aquel entonces del Cadete B.
Laporta ganó las elecciones a la presidencia del Barça el 15 de junio de 2003, y entre sus primeros nombramientos estuvo el de Rosell como vicepresidente. Rosell confió la dirección deportiva a Txiki Beguiristain y nombró dos responsables para el fútbol base: Guillermo Amor y Josep Colomé.
La entrada de este organigrama provocó, según se puede leer en el Mundo Deportivo del 1 de julio de 2003, "una escabechina en el fútbol base" del club catalán. El primero en salir fue el histórico Joaquím Rifé, jefe del fútbol base nombrado por Joan Gaspart, pero tras él fueron cayendo todos los técnicos de las categorías inferiores que provenían de la etapa anterior. Fue Rosell el encargado de dar explicaciones a la Prensa por el despido de Rifé y sus técnicos: "Le hemos agradecido mucho sus años de trabajo, pero le hemos explicado nuestras ideas y las ha entendido perfectamente".
Tito Vilanova había llegado al club apenas dos años antes tras retirarse como jugador en la Gramanet. Se hizo cargo del Cadete B y ganó dos títulos nacionales, pero no fue suficiente para evitar su salida.
Tras abandonar el club azulgrana entrenó al Palafrugell y llevó la dirección deportiva del Figueras y el Tarrasa antes de ser reclamado por Guardiola para que fuera su ayudante en el Barça B. Fue el inicio de un regreso triunfal al club de donde salió por la puerta de atrás cuatro años antes.
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