El accidente y los cambios en las condiciones del pliego impiden presentar una oferta antes del próximo martes 13 de agosto, por lo que los participantes piden que se amplíe el plazo.
El Gobierno de Dilma Rousseff podría acceder al aplazamiento por la oposición popular a la construcción de la línea y porque solo tiene asegurada una oferta francesa
El consorcio ferroviario español encabezado Talgo,
Indra y Renfe, para pujar por el AVE de la línea brasileña entre Sao
Pulo y Río de Janeiro tiene dificultades insalvables para presentar su
oferta antes del próximo martes 13 de agosto, fecha límite impuesta por
el Gobierno de Dilma Rousseff. Así se lo han hecho saber representantes
de Talgo e Indra al ministro de Transportes brasileño, César Borges, y
al presidente de la Empresa de Planeamiento y Logística (responsable del
proyecto del AVE), Bernardo Figueiredo, en una reunión de urgencia
mantenida en las últimas horas. El negocio que se disputa en Brasil
asciende a 13.000 millones de euros.
La imposibilidad
de presentar ‘la oferta española’ apadrinada por la ministra de
Fomento, Ana Pastor, también ha estado influenciada por el accidente de
Santiago, con un tren fabricado por Bombardier y Talgo, que ha obligado
al sector ferroviario y a Fomento a volcarse en la gestión de la
tragedia, además de convertirse en la peor carta de presentación ante el
proceso de licitación. En este sentido, el impacto del descarrilamiento
ha forzado al operador ferroviario público Renfe a transformar su
estatuto inicial como líder del grupo, para aparecer ahora como un
subcontratista junto a Talgo e Indra. De esta forma no tiene tanto
protagonismo que podría ser perjudicial tras el accidente a Santiago. En
cualquier caso, el pliego de licitaciones del concurso especifica que
los concursantes no pueden haber tenido un accidente en los cinco años
anteriores. Por el momento, Renfe se parapeta en que el Alvia no es alta
velocidad para no ser descartada por este motivo del concurso.
Además del accidente, la decisión de última hora adoptada por las
autoridades brasileñas de cambiar la fórmula de concesión del proyecto,
ha trastocado los cálculos iniciales, no solo del consorcio español,
sino también de sus competidores franceses, alemanes y coreanos, que han
tenido replantear su propuesta.
Dudas sobre el aplazamiento
De la reunión con los directivos de Talgo e Indra ha salido un
compromiso por parte de los responsables del AVE brasileño para intentar
lograr el aplazamiento de dos meses que se solicita, aunque han
reconocido que “es muy difícil conseguirlo”, según explican fuentes
conocedoras del encuentro.
La dificultad de lograr en
las próximas horas una prórroga de 60 días para la presentación de las
ofertas del AVE está directamente relacionada con la fuerte oposición
popular, y de la oposición política, al proyecto de construcción del
tren veloz. Las intensas manifestaciones vividas en Brasil con motivo de
la celebración del campeonato de fútbol Copa Confederación, no solo
estaban animadas por el deseo de los brasileños de que se construyeran
hospitales y colegios en vez de estadios deportivos, sino también en
favor de que los dineros que se invertirán en el tren de alta velocidad
se destinen al transporte urbano y de cercanías.
El
Gobierno de Dilma Rousseff se debate entre la disyuntiva de ceder ante
la presión popular y suspender la licitación de AVE, o mantenerse en sus
trece. La suspensión de la licitación enfadaría a los poderosos
consorcios ofertantes formados por empresas ferroviarias, pero también
por constructoras y avalados por entidades financieras. La decisión
“destruiría la fiabilidad de Brasil como potencia emergente ante los
mercados”, según aseguran las fuentes citadas. Igualmente, el
aplazamiento de la licitación empeoraría la ya delicada situación de la
presidenta.
Ocurre no obstante que las autoridades
brasileñas, a día de hoy, tampoco tienen la seguridad de que se
presenten otros dos consocios formados por empresas alemanas y coreanas.
Recibir una única oferta, la francesa liderada por Alstom, “supondría
un riesgo excesivo” no solo para la viabilidad del proyecto, sino
también para la pésima imagen que el AVE tiene entre los brasileños,
según recoocieron las autoridades brasileñas. Por esta razón, no es
imposible que finalmente se abra la vía del aplazamiento.
Dos ofertas españolas
El consorcio español que busca tiempo para poder presentar su oferta al
AVE de Brasil, antes de los últimos movimientos, estaba compuesto por
las compañías públicas Renfe, Adif e Ineco, y por las empresas privadas
nacionales y extranjeras ACS, Talgo, Indra, Elecnor, Abengoa, Thales,
Bombardier y Dimetronic.
El AVE entre Sao Paulo, Río
de Janeiro y Campinhas tiene un presupuesto de 13.000 millones de euros
que contempla la construcción y explotación de una línea de altas
prestaciones de 511 kilómetros. El proyecto se licita en dos concursos.
El primera, al que aspira el consorcio español, por un importe de 2.450
millones, contempla el suministro de los trenes, la instalación de los
sistemas de electrificación, seguridad y telecomunicaciones en la línea y
la explotación del servicio ferroviario durante un plazo de cuarenta
años. El segundo es para el despliegue de la obra civil del trazado de
la línea.
Pero los problemas para la llamada ‘oferta
española’ no terminan aquí. La ministra de Fomento, Ana Pastor, ha
intentado durante los últimos meses que todas las empresas nacionales
del sector ferroviario se unieran en un solo consorcio. Sin embargo los
fabricantes de trenes CAF y Talgo no lograron ponerse de acuerdo en el
papel que debía jugar cada una en una oferta unificada.
Finalmente el grupo vasco CAF ha anunciado que competirá con su propio
grupo en el que contará con otros socios españoles, pero también
internacionales.
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