Francesc Aguilar
31/01/2013 16:46
Determinados medios 'nacionales' han iniciado una campaña de descrédito hacia la figura de Lionel Messi porque, según ellos, al término del partido se dirigió hacia Álvaro Arbeloa y le llamó "bobo".
Esos mismos medios, salvo honrosas excepciones como 'AS', pasan de largo hacia los gritos racistas a Dani Alves o el insulto desafortunado y coreado por el Bernabéu a Leo Messi.
Eso parece carecer de importancia. Sucede igual con diversos episodios, reiterativos en los últimos Clásicos, de las entradas, con y sin balón, de Álvaro Arbeloa y Xabi Alonso.
De las constantes provocaciones de ese par de internacionales que, sobre todo el donostiarra, se están ganando el calificativo de 'enemigo nº 1' para los barcelonistas, con episodios muy, pero que muy tristes, como los incidentes en el túnel del Bernabéu.
Valga un simple ejemplo. Si el partido del miércoles por la noche, en vez de pitarlo el colegiado Clos Gómez, hubiera sido de Champions League, con un árbitro UEFA, seguro que el Real Madrid no acaba con 11 jugadores.
Eso por un lado, pero es que el colegiado UEFA, de acuerdo a las directrices marcadas por el presidente Michel Platini, que coinciden plenamente con las de la FIFA, hubiera parado el partido ante los insultos racistas a Alves. Primero hubiera advertido, pero ante la reiteración, igual hubiera suspendido el encuentro con una grave sanción para el Real Madrid.
Si el Barça elimina al Milan y el Real Madrid al Manchester United en octavos de final de la Champions, igual se cruzan en Europa en cuartos o semis. Si es así, podrán comprobar como el árbitro que dirija el partido no permitirá lo mismo que Clos Gómez a los jugadores del Real Madrid, pero, sobre todo, al público que se dedicó a insultar a Alves y Messi.
No hace falta recordar lo que sucedió la última vez que se vieron las caras en Champions, en las semifinales de hace dos años. Aquel día, el colegiado alemán Wolfgang Stark expulsó a Pepe y a Mourinho, y también a Pinto que estaba en el banquillo. Y el árbitro germano asimismo amonestó a Sergio Ramos.
Esos mismos medios, salvo honrosas excepciones como 'AS', pasan de largo hacia los gritos racistas a Dani Alves o el insulto desafortunado y coreado por el Bernabéu a Leo Messi.
Eso parece carecer de importancia. Sucede igual con diversos episodios, reiterativos en los últimos Clásicos, de las entradas, con y sin balón, de Álvaro Arbeloa y Xabi Alonso.
De las constantes provocaciones de ese par de internacionales que, sobre todo el donostiarra, se están ganando el calificativo de 'enemigo nº 1' para los barcelonistas, con episodios muy, pero que muy tristes, como los incidentes en el túnel del Bernabéu.
Valga un simple ejemplo. Si el partido del miércoles por la noche, en vez de pitarlo el colegiado Clos Gómez, hubiera sido de Champions League, con un árbitro UEFA, seguro que el Real Madrid no acaba con 11 jugadores.
Eso por un lado, pero es que el colegiado UEFA, de acuerdo a las directrices marcadas por el presidente Michel Platini, que coinciden plenamente con las de la FIFA, hubiera parado el partido ante los insultos racistas a Alves. Primero hubiera advertido, pero ante la reiteración, igual hubiera suspendido el encuentro con una grave sanción para el Real Madrid.
Si el Barça elimina al Milan y el Real Madrid al Manchester United en octavos de final de la Champions, igual se cruzan en Europa en cuartos o semis. Si es así, podrán comprobar como el árbitro que dirija el partido no permitirá lo mismo que Clos Gómez a los jugadores del Real Madrid, pero, sobre todo, al público que se dedicó a insultar a Alves y Messi.
No hace falta recordar lo que sucedió la última vez que se vieron las caras en Champions, en las semifinales de hace dos años. Aquel día, el colegiado alemán Wolfgang Stark expulsó a Pepe y a Mourinho, y también a Pinto que estaba en el banquillo. Y el árbitro germano asimismo amonestó a Sergio Ramos.
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