José Mourinho va por un lado y la plantilla blanca, en apariencia, por otro.
/ FOTO: JOSÉ ANTONIO GARCÍA SIRVENT - MD
Mundo Deportivo
18/12/2012 07:18
Divorcio total y absoluto. Son las palabras que
mejor definen el estado actual de las relaciones entre José Mourinho y
sus jugadores. Aunque de puertas afuera todos se esfuercen en mostrar
una imagen de unidad, lo cierto es que la caseta blanca es hoy por hoy
un auténtico avispero.
Los futbolistas blancos no le van a poner la proa al técnico portugués, entre otras cosas porque en ello les va su profesionalidad. Pero apelando precisamente a esa profesionalidad, van a limitarse a seguir a pies juntillas toda directriz que les marque Mourinho. Aunque crean que les va a llevar al 'matadero'.
Los pesos pesados del vestuario se han cansado de intentar hacer cambiar la manera de trabajar de Mourinho. Tanto en el plano táctico como en el de las relaciones mutuas.
Cristiano Ronaldo pagó con una suplencia criticar ante los medios un planteamiento del que es su máximo valedor. Y las broncas entre alguno de los capitanes y el técnico por las feroces críticas de Mou a sus jugadores en determinadas ruedas de prensa han sido protagonistas, repetidas veces, de grandes titulares.
'Nosotros, a obedecer'
Las últimas declaraciones de Mou contra sus pupilos, la pasada semana tras la derrota encajada en Balaídos, han colmado el vaso de la paciencia de los jugadores. Han arrojado ya la toalla en su intento de hacer cambiar a Mourinho, de conseguir convencerle de que los trapos sucios se lavan en casa.
Y en una especie de conjura implícita, han decidido ser fieles a la filosofía del portugués, acatar todas y cada una de sus órdenes y planteamientos sin abrir la boca y así, hasta final de temporada, cuando será la hora de pasar cuentas o de poner notas.
Es en esta línea de actuación como cabe entender algunas declaraciones de destacados miembros del plantel el domingo por la noche, tras el penúltimo tropiezo merengue (2-2 ante el Espanyol).
En las entrañas del Santiago Bernabéu se escuchó al primer capitán, Iker Casillas, asegurar que “apoyamos al entrenador sin ninguna duda”. O a Xabi Alonso diciendo que “el mensaje que nos transmite Mou tenemos que acatarlo”.
Esa es la clave: acatar. 'Aceptar con sumisión una autoridad o unas normas legales, una orden, etc.', según el diccionario de la Real Academia Española. O traducido en idioma coloquial, “tú mandas, nosotros obedecemos”.
Se han hartado de decisiones que ni comprenden ni comparten (como algunas de las que adoptó Mou en Vigo), de actitudes que les ponen contra las cuerdas (como las acusaciones en público después de una derrota) y de frases que juzgan desacertadas.
Porque este divorcio quedó claro el domingo también cuando Mou dijo que la Liga está imposible. “Mal haríamos en bajar los brazos en diciembre, aunque la distancia a estas alturas no puede ser tan grande”, le respondió Iker Casillas. “¿Dar la Liga por perdida? No se puede decir eso. Es nuestro gen competitivo, vamos a seguir peleando”, apuntó Xabi Alonso. Divorcio total.
Los futbolistas blancos no le van a poner la proa al técnico portugués, entre otras cosas porque en ello les va su profesionalidad. Pero apelando precisamente a esa profesionalidad, van a limitarse a seguir a pies juntillas toda directriz que les marque Mourinho. Aunque crean que les va a llevar al 'matadero'.
Los pesos pesados del vestuario se han cansado de intentar hacer cambiar la manera de trabajar de Mourinho. Tanto en el plano táctico como en el de las relaciones mutuas.
Cristiano Ronaldo pagó con una suplencia criticar ante los medios un planteamiento del que es su máximo valedor. Y las broncas entre alguno de los capitanes y el técnico por las feroces críticas de Mou a sus jugadores en determinadas ruedas de prensa han sido protagonistas, repetidas veces, de grandes titulares.
'Nosotros, a obedecer'
Las últimas declaraciones de Mou contra sus pupilos, la pasada semana tras la derrota encajada en Balaídos, han colmado el vaso de la paciencia de los jugadores. Han arrojado ya la toalla en su intento de hacer cambiar a Mourinho, de conseguir convencerle de que los trapos sucios se lavan en casa.
Y en una especie de conjura implícita, han decidido ser fieles a la filosofía del portugués, acatar todas y cada una de sus órdenes y planteamientos sin abrir la boca y así, hasta final de temporada, cuando será la hora de pasar cuentas o de poner notas.
Es en esta línea de actuación como cabe entender algunas declaraciones de destacados miembros del plantel el domingo por la noche, tras el penúltimo tropiezo merengue (2-2 ante el Espanyol).
En las entrañas del Santiago Bernabéu se escuchó al primer capitán, Iker Casillas, asegurar que “apoyamos al entrenador sin ninguna duda”. O a Xabi Alonso diciendo que “el mensaje que nos transmite Mou tenemos que acatarlo”.
Esa es la clave: acatar. 'Aceptar con sumisión una autoridad o unas normas legales, una orden, etc.', según el diccionario de la Real Academia Española. O traducido en idioma coloquial, “tú mandas, nosotros obedecemos”.
Se han hartado de decisiones que ni comprenden ni comparten (como algunas de las que adoptó Mou en Vigo), de actitudes que les ponen contra las cuerdas (como las acusaciones en público después de una derrota) y de frases que juzgan desacertadas.
Porque este divorcio quedó claro el domingo también cuando Mou dijo que la Liga está imposible. “Mal haríamos en bajar los brazos en diciembre, aunque la distancia a estas alturas no puede ser tan grande”, le respondió Iker Casillas. “¿Dar la Liga por perdida? No se puede decir eso. Es nuestro gen competitivo, vamos a seguir peleando”, apuntó Xabi Alonso. Divorcio total.
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