Un Barça desconocido fue superado con justicia por un Milan que le puso más ganas y tuvo mayor acierto ante el marco de Valdés
El primer gol rossonero llegó tras unas manos clamorosas de Zapata que debió invalidar la legalidad del tanto de Boateng
Los azulgrana no crearon ocasiones de peligro y encajaron por décima vez goles, dos en esta ocasión en San Siro
El equipo blaugrana tendrá que remontar en el Camp Nou
/ FOTO: Manel Montilla - MD
Francesc Aguilar
21/02/2013 08:52
El Barça se complicó enormemente su acceso a cuartos de la Champions. Perdió 2-0 en San Siro ante un experto Milan
que confirmó que no tiene siete Copas de Europa por casualidad. A falta
de fútbol, hizo valer su experiencia y sus ganas de victoria. El Barça
deberá protagonizar una auténtica proeza, levantar dos goles en el Camp
Nou, para no fallar en su camino hacia la final de Wembley que, ahora,
está muy lejos.
El cuadro entrenado por Jordi Roura, con Tito Vilanova en Nueva York, estuvo desconocido, otra vez careció de verticalidad y remate y, lo que es peor, vio como su portería era batida por décima vez consecutiva en una decena de partidos. Y, en este caso, por dos veces. Los goles de Boateng, precedido de unas escandalosas manos de Zapata, y el de Muntari fueron la confirmación de que en el fútbol de alta competición, lo que deciden son los goles. Si no marcas y, encima, encajas goles, lo tienes muy mal para clasificarte.
El Barça volvió a cometer demasiados errores no forzados en pases en el medio campo, no presionó arriba con su habitual intensidad y perdió todos los choques (uno contra uno) con los italianos. Encima, el Milan fue superior en ataque, algo impensable por su planteamiento defensivo del partido. El 2-0 final fue justísimo.
Táctica repetida
A pesar de lo declarado por Silvio Berlusconi durante la semana, fue Massimiliano Allegri (un buen técnico) quien hizo la táctica del Milan. No estaban Ibrahimovic, Thiago Silva o Pato, pero el entrenador rossonero repitió el planteamiento de la temporada anterior. Sin duda debió ver el partido del Barça en Los Cármenes porque su táctica fue idéntica a la de Lucas Alcaraz, aunque con mejores futbolistas para llevarla a cabo.
El Milan dejó terreno por delante a los defensas barcelonistas, retrasó al equipo y se cerró en su campo con dos líneas defensivas. Sus futbolistas jugaron juntos, se apoyaron sin descanso y regalaron las bandas para fortificarse en el medio.
No les salió nada mal, llegaron al descanso con 0-0 como en la temporada anterior y hasta fueron más ofensivos que los barcelonistas, que sólo remataron una vez entre los tres palos gracias a un remate lejano de Xavi (14’) que paró Abbiati. Por el contrario, los milanistas con un peligroso El Shaarawy tuvieron varias oportunidades para marcar, suerte que Puyol estuvo inmenso.
La ocasión más clara fue de Boateng en un corner sacado por el italiano, hijo de egipcio. Su tiro con efecto pasó rozando el palo de la portería de Valdés (16’). Ese saque de esquina había sido fruto de un cruce providencial de Puyol que se anticipó al remate de El Shaarawy que se iba solo hacia Víctor.
El Barça se equivocaba mucho en los pases, con fallos impropios de Busquets, Xavi y Cesc, mientras que Iniesta se aburría en el extremo. Don Andrés, de vez en cuando, se iba al centro y cuando contactaba con Messi y resto de peloteros, el juego del Barça lo agradecía. Pero no se profundizaba por las bandas. Sólo alguna acción electrizante de Leo creaba peligro, pero los italianos la conjuraban con una falta táctica, sin mayores miramientos. Así vio la tarjeta amarilla Mexès.
Al Barça le faltó velocidad en la circulación de balón y mayor presión en el inicio de la jugada del Milan porque tanto Zapata como Mexès sufrían cuando debían sacar el balón jugado. Messi les pilló un par de balones en los que pudo hacer daño. Lo cierto es que Valdés y Abbiati apenas entraron en juego porque ni un equipo ni otro les puso en aprietos en los primeros 45 minutos.
Más espacio
La segunda mitad empezó con la buena noticia de que el Milan adelantó su posición en el campo, subió su línea de presión y eso dio más espacio al Barça en ataque. Los barcelonistas, además, presionaron mejor, Iniesta entró más en juego. La pequeña sociedad entre Andrés y Jordi Alba ella fue más productiva que en a primera mitad. La cosa ya pintaba mejor. Alexis empezó a calentar en la banda. ¿Llamada desde Nueva York?
Gol ilegal
Y si a la noche le faltaba algo para que se acabara de complicar, llegó el gol del Milan en una jugada ilegal. Fue una falta de Alves a El Shaarawy. El balón llegó a Montolivo que tiró con mucha fuerza, el esférico dio claramente en la mano de Zapata que estaba cerca de la barrera y el rebote le llegó a Boateng. El ghanés, nacido en Alemania, volvió a ser el verdugo barcelonista y su fuerte remate superó a Valdés. Era el minuto 56 de partido. El Milan tenía el partido donde quería, era el mayor éxito que podía esperar con su táctica.
Jordi Roura dio entrada a Alexis por un Cesc muy apagado que no recordó en nada al que fue el héroe del Arsenal en este mismo campo en 2008 con un golazo incluido. El del Maresme acusó mucho la falta de espacios en que debió moverse tras retrasarse Messi unos metros. El chileno se quedó arriba e Iniesta pasó a su posición favorita, a jugar de centrocampista.
El juego del Barça siguió sin tener claridad de ideas. El Milan se encerró atrás. Sólo un tirazo de Iniesta (75’) dio señales de vida del ataque azulgrana, de que el cuadro de Jordi Roura estaba en el campo. Muy poco bagaje de un equipo que quiere ser campeón. Xavi lo probó en saque de falta, pero su tiro se fue fuera también (79’).
La puntilla
Y el Milan logró la heroicidad de un segundo tanto, casi en la primera vez en que subió al ataque en la segunda mitad. Fue Muntari quien culminó una excelente jugada, muy rápida, de tres toques, en que Niang le ganó a Puyol de cabeza, le pasó el balón a El Shaarawy y éste a Muntari, quien fusiló a Valdés (81’). Era el 2-0 que complicaba muchísimo el acceso a cuartos de final, una cita en la que el Barça acostumbra a estar presente desde que se instauró la Champions League, ni el claro penalti de Mexès sobre Pedro sirve de excusa.
La imagen que dio el Barça fue de un equipo incapaz de superar a un equipo defensivo, que no tuvo gol, que falló en el pase, que perdió los duelos físicos y que encajó dos goles más en su asignatura pendiente de esta temporada. La Champions se pone cara, sólo queda la proeza en el Camp Nou. Este equipo tiene calidad para hacerlo, pero, además, faltarán otras cosas que nos estrictamente futbolísticas. Jugando como este miércoles en Milán, adiós a Europa.
El cuadro entrenado por Jordi Roura, con Tito Vilanova en Nueva York, estuvo desconocido, otra vez careció de verticalidad y remate y, lo que es peor, vio como su portería era batida por décima vez consecutiva en una decena de partidos. Y, en este caso, por dos veces. Los goles de Boateng, precedido de unas escandalosas manos de Zapata, y el de Muntari fueron la confirmación de que en el fútbol de alta competición, lo que deciden son los goles. Si no marcas y, encima, encajas goles, lo tienes muy mal para clasificarte.
El Barça volvió a cometer demasiados errores no forzados en pases en el medio campo, no presionó arriba con su habitual intensidad y perdió todos los choques (uno contra uno) con los italianos. Encima, el Milan fue superior en ataque, algo impensable por su planteamiento defensivo del partido. El 2-0 final fue justísimo.
Táctica repetida
A pesar de lo declarado por Silvio Berlusconi durante la semana, fue Massimiliano Allegri (un buen técnico) quien hizo la táctica del Milan. No estaban Ibrahimovic, Thiago Silva o Pato, pero el entrenador rossonero repitió el planteamiento de la temporada anterior. Sin duda debió ver el partido del Barça en Los Cármenes porque su táctica fue idéntica a la de Lucas Alcaraz, aunque con mejores futbolistas para llevarla a cabo.
El Milan dejó terreno por delante a los defensas barcelonistas, retrasó al equipo y se cerró en su campo con dos líneas defensivas. Sus futbolistas jugaron juntos, se apoyaron sin descanso y regalaron las bandas para fortificarse en el medio.
No les salió nada mal, llegaron al descanso con 0-0 como en la temporada anterior y hasta fueron más ofensivos que los barcelonistas, que sólo remataron una vez entre los tres palos gracias a un remate lejano de Xavi (14’) que paró Abbiati. Por el contrario, los milanistas con un peligroso El Shaarawy tuvieron varias oportunidades para marcar, suerte que Puyol estuvo inmenso.
La ocasión más clara fue de Boateng en un corner sacado por el italiano, hijo de egipcio. Su tiro con efecto pasó rozando el palo de la portería de Valdés (16’). Ese saque de esquina había sido fruto de un cruce providencial de Puyol que se anticipó al remate de El Shaarawy que se iba solo hacia Víctor.
El Barça se equivocaba mucho en los pases, con fallos impropios de Busquets, Xavi y Cesc, mientras que Iniesta se aburría en el extremo. Don Andrés, de vez en cuando, se iba al centro y cuando contactaba con Messi y resto de peloteros, el juego del Barça lo agradecía. Pero no se profundizaba por las bandas. Sólo alguna acción electrizante de Leo creaba peligro, pero los italianos la conjuraban con una falta táctica, sin mayores miramientos. Así vio la tarjeta amarilla Mexès.
Al Barça le faltó velocidad en la circulación de balón y mayor presión en el inicio de la jugada del Milan porque tanto Zapata como Mexès sufrían cuando debían sacar el balón jugado. Messi les pilló un par de balones en los que pudo hacer daño. Lo cierto es que Valdés y Abbiati apenas entraron en juego porque ni un equipo ni otro les puso en aprietos en los primeros 45 minutos.
Más espacio
La segunda mitad empezó con la buena noticia de que el Milan adelantó su posición en el campo, subió su línea de presión y eso dio más espacio al Barça en ataque. Los barcelonistas, además, presionaron mejor, Iniesta entró más en juego. La pequeña sociedad entre Andrés y Jordi Alba ella fue más productiva que en a primera mitad. La cosa ya pintaba mejor. Alexis empezó a calentar en la banda. ¿Llamada desde Nueva York?
Gol ilegal
Y si a la noche le faltaba algo para que se acabara de complicar, llegó el gol del Milan en una jugada ilegal. Fue una falta de Alves a El Shaarawy. El balón llegó a Montolivo que tiró con mucha fuerza, el esférico dio claramente en la mano de Zapata que estaba cerca de la barrera y el rebote le llegó a Boateng. El ghanés, nacido en Alemania, volvió a ser el verdugo barcelonista y su fuerte remate superó a Valdés. Era el minuto 56 de partido. El Milan tenía el partido donde quería, era el mayor éxito que podía esperar con su táctica.
Jordi Roura dio entrada a Alexis por un Cesc muy apagado que no recordó en nada al que fue el héroe del Arsenal en este mismo campo en 2008 con un golazo incluido. El del Maresme acusó mucho la falta de espacios en que debió moverse tras retrasarse Messi unos metros. El chileno se quedó arriba e Iniesta pasó a su posición favorita, a jugar de centrocampista.
El juego del Barça siguió sin tener claridad de ideas. El Milan se encerró atrás. Sólo un tirazo de Iniesta (75’) dio señales de vida del ataque azulgrana, de que el cuadro de Jordi Roura estaba en el campo. Muy poco bagaje de un equipo que quiere ser campeón. Xavi lo probó en saque de falta, pero su tiro se fue fuera también (79’).
La puntilla
Y el Milan logró la heroicidad de un segundo tanto, casi en la primera vez en que subió al ataque en la segunda mitad. Fue Muntari quien culminó una excelente jugada, muy rápida, de tres toques, en que Niang le ganó a Puyol de cabeza, le pasó el balón a El Shaarawy y éste a Muntari, quien fusiló a Valdés (81’). Era el 2-0 que complicaba muchísimo el acceso a cuartos de final, una cita en la que el Barça acostumbra a estar presente desde que se instauró la Champions League, ni el claro penalti de Mexès sobre Pedro sirve de excusa.
La imagen que dio el Barça fue de un equipo incapaz de superar a un equipo defensivo, que no tuvo gol, que falló en el pase, que perdió los duelos físicos y que encajó dos goles más en su asignatura pendiente de esta temporada. La Champions se pone cara, sólo queda la proeza en el Camp Nou. Este equipo tiene calidad para hacerlo, pero, además, faltarán otras cosas que nos estrictamente futbolísticas. Jugando como este miércoles en Milán, adiós a Europa.
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