dijous, 20 de juny del 2013

São Paulo y Río suspenden las subidas de precio del transporte público

Las protestas masivas en Brasil consiguen detener el incremento de 20 céntimos

  São Paulo 20 JUN 2013 - 00:02 CET




Concentración estudiantil en Praca da Se, São Paulo, este martes. / Miguel Schincariol (AFP)



Marcha atrás. El alcalde de Río de Janerio, Eduardo Paes, por un lado; y el alcalde de São Paulo, Fernando Haddad y el gobernador del Estado de São Paulo, Geraldo Alckmin, por otro, anunciaron el martes la suspensión del aumento de 20 céntimos en las tarifas de transporte público previstas para el próximo 1 de julio. Con esa medida se unen a otros alcaldes brasileños que ya habían tirado la toalla de los aumentos ante el avance de las protestas que vienen convocándose desde hace 12 días.

“Vamos a tener que cortar inversiones, hacer ajustes y apretarnos el cinturón”, señaló Geraldo Alckmin, del centrista Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). “Es un gesto de aproximación, de apertura”, añadió Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), sin aportar más detalles.

El anuncio llega solo un día después de que la presidenta del Gobierno, Dilma Rousseff, admitiera en un discurso público que había escuchado el mensaje de la calle. Sin embargo, Rousseff se reunió el martes en São Paulo con el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y con Fernando Haddad y el alcalde había insistido tras ese encuentro que el aumento se mantendría vigente.

La medida supone una victoria rotunda para el Movimiento por el Pase Libre, que convocó el 7 de junio la primera manifestación, a la que sólo acudieron unas 1.500 personas. El pasado lunes las protestas se habían extendido ya a las principales ciudades del país y lograron sacar a la calle unas 250.000 personas cifra que no se recordaba desde hacía al menos dos décadas.

Las manifestaciones fueron en su inmensa mayoría pacíficas. Pero en ocasiones, los violentos ocuparon también las portadas. El martes por la noche en São Paulo 50.000 personas se manifestaron pacíficamente en la avenida Paulista. Mientras, varias decenas asediaron el Ayuntamiento, forzaron a cien agentes municipales a encerrarse dentro junto a unos 200 funcionarios, los mantuvieron cercados durante unas tres horas, incendiaron el camión de un canal de televisión evangélico que se encontraba a las puertas del Ayuntamiento, saquearon 29 tiendas y varias sucursales bancarias… Y todo eso, ante la sola presencia de varios helicópteros de la Policía Militar del Estado de São Paulo que observaban la escena allá en lo alto.

El resultado fueron 63 detenidos y el desvío de la atención mediática hacia las escenas de violencia. Varias decenas de vándalos consiguieron desviar la atención de las 50.000 personas que por segundo día consecutivo se habían manifestado en São Paulo contra las subidas en las tarifas del transporte.

Las protestas estaban tomando una repercusión internacional enorme, dado que en estos días se celebra en Brasi la Copa Confederaciones de fútbol. En la ciudad de Fortaleza, donde se celebró el partido entre las selecciones de Brasil y México, la policía tuvo que reprimir con gases lacrimógenos y balas de gomas, una manifestación de unas 15.000 personas que protestaban contra el gasto público destinado al mundial.

Cinco de las seis ciudades en las que se celebra la Copa solicitaron al Gobierno el envío de policías de la Fuerza Nacional. Y el Ejecutivo accedió de forma inmediata a enviar refuerzos al Distrito Federal, Belo Horizonte, Salvador de Bahia, Río de Janeiro y Fortaleza. Todas, menos Recife.

http://internacional.elpais.com/internacional/2013/06/19/actualidad/1371667003_063084.html